jueves, 8 de marzo de 2007

UN DOMINGO EN MADRID

Domingo, ese día tan cruel que te recuerda que al día siguiente vuelve a girar la rueda de la maldita rutina. Último día de la semana, en el que sabes que la tregua ha terminado. "Que pertenece al señor", día de misa para los creyentes, en el que queda sellado el fín de otra semana. Y encima, la mayoría de las veces de resaca. Adiós muy buenas.
Siempre he mirado con desprecio este día, he luchado en sueños contra el calendario, he batallado por pensar que este día no existe, mas es constante como la corriente de un río. ¿Qué se puede hacer un domingo para pasar tan mal trago?
Este domingo he descubierto que puede ser uno de los mejores días de la semana, si se aportan los ingredientes necesarios para ello. Desde hoy ningún sábado más de fiesta. Paso a explicar cómo puede llegar ser un fantástico Domingo en Madrid:



Es imprescindible que el despertador suene no más tarde de las 10 de la mañana, hay que aprobechar bien el día. Te vistes con ropa cómoda, y coges la línea azul hasta Tirso de Molina.

En efecto, un buen paseo por el Rastro que te haga navegar por la historia hasta cualquier remoto mercado medieval, disfrutando con todo lo que cada puesto puede ofrecerte a tí y sólo a ti.
Mucha gente, mucho ruido, olor a cuero, música, ofertas, colores, búsqueda. Fantástico. Un disco de hace 15 años, que llevaba buscando desde hace tres o cuatro, por unas monedas. Esto se va poniendo bien.

Acto seguido, y después de haber exprimido al máximo cada tienda (viene a mi cabeza la canción de Sabina de besos y porros), hay que reponer fuerzas, y que mejor que tomar unas cañas con buenos amigos por La Latina. El Madrid castizo aguarda. Vamos.

Voy mirando con ojos de niño los sitios por los que voy pasando, me empapo de todo lo que me rodea, las personas, tan diferentes unas de otras, todos vestidos de mil formas distintas, pero, a la vez, tan iguales, todos con "su gente", con "su cerveza", con "su vida", que hoy queda conectada en aquel punto, en aquel lugar.

Después de un par de horas tu cerebro empieza a resentirse por el efecto de la cerveza: hay que comer, y que mejor que ir a la Plaza Mayor a conquistar uno de los típicos bocadillos de calamares, tomando el sol (generoso él, repartiendo vida y alegría entre el gentío, alumbrando los rincones más escondidos) en una buena terraza (cómo me recuerda a la Corredera, ¡Córdoba!).





Último destino. Ya satisfechas nuestras necesidades fisiológicas, o parte de ellas, queda por ir a un último sitio. Una burbuja en el tiempo, un respiro, una tregua que te regala Madrid y su axfisiante ritmo de vida, y que te transporta a un lugar muy lejano. Por supuesto que es el Retiro.


Cómo no disfrutar de la paz que este místico lugar te otorga, cómo no quedarse anonadado mirando el reflejo de nuevo de nuestro astro rey, en el estanque, como no disfrutar con el olor a tierra mojada, mientras que un grupo de africanos toca todo tipo de instrumentos de percusión, con sus trajes nacionales y todo, cómo no paladear el silencio que te otorga este lugar, silencio tan preciado a veces. Que se pare el tiempo, quiero quedarme aquí, ahora.
Sales, y te das cuenta de que has vuelto a Madrid: el ritmo, las preocupaciones, el mañana, pero algo ha cambiado, aunque no sepa el qué. Qué buen sabor de boca. Ojalá hubiera más Domingos en la semana, ojalá todos los días fueran Domingo.


miércoles, 7 de marzo de 2007

UN GRAN TIPO

5 de marzo, emotiva fecha, ilustrisimo momento. Esta vez has sido tú, Antonio, amigo, en la fecha de tu cumpleaños, quien me ha inspirado, y quien se me ha adelantado.

Efectivamente, Gabriel García Márquez se convirtió en octogenario hace apenas dos días. Qué puedo decir yo, insignificante mortal, ante tamaño escritor, ante un gran maestro, un mago de las palabras, de los sentimientos, de la vida al fin y al cabo.

Aún me recuerdo, hace unos 8 veranos, sentado en la cama de mi habitación, con el fantástico 100 años de soledad entre mis manos, apoyado suavemente sobre mis rodillas, y con la leve luz que la persiana entreabierta dejaba traspasar.

Aún puedo encontrar en mi memoria lo que sentí al leer el comienzo del libro, al escuchar por vez primera la palabra Macondo, al integrar en mi cerebro palabra por palabra las dos primeras líneas del libro, con la inquietud con la que se empiezan todos, con la ilusión con la que se llena uno al acariciar el frontispicio, y palpar el grosor de las hojas. Pensé qué podía haber hecho el coronel Aureliano Buendía para estar frente al pelotón de fusilamiento, y de verás que pude verlo con pocos años, de la mano de su padre, fantásticamente sorprendido ante el inmenso invento que acababa de conocer: el hielo.

Una a una fui devorando las hojas de este manual de la vida, reconociéndome en algunos gestos del Coronel, compadeciéndome del bueno de su padre que acaba atado a un palo, admirando al viejo Melquíades y sus extrañísimas adquisiciones, y sintiendo un extraño sentimiento de protección que, reconozco, profesé hacia Remedios. Ni uno sólo de los personajes pasó de largo en este libro, todos aportaron su parte, su porciúncula misión se cumplió a la perfección: que el lector consiguiera verse en Macondo, en una cabaña de caña y barro, partiendo hacia la guerra, desafiando a las enfermedades, a los problemas, pero sin poder abatir el maldito tiempo, con sus malditos segundos, minutos, meses y años. Terminé tan enorme libro, digo enorme en toda la extensión de la palabra, con la melancolía del que ve alejarse de sí algo muy preciado y que le ha acompañado largo tiempo, viviendo múltiples venturas y desventuras.

Decía "Gabo" que "el secreto de la felicidad es hacer sólo aquello con lo que uno disfruta". No sé hasta que punto pudo disfrutar escribiendo y construyendo la historia que nos trata, lo que sí puedo es reivindicar el minúsculo homenaje que desde este humilde blog trato de brindarle.

Yo sí que disfruté leyéndolo. Gracias

viernes, 2 de marzo de 2007

DESPUÉS DE TANTO TIEMPO...




Otra vez el maldito despetador, 06:45, y la manada de grillos a que se asemeja su sonido me avisa de que tengo que despedirme del agradable sueño en el que me batía, espada en mano, con un perseguidor que al final resultó ser un viejo amigo, y acabábamos sentados uno frente al otro tomando un whisky doble con hielo. Yo soy un tipo duro.

La misma canción de siempre: me visto mientras el café se termina de hacer, termino de acicalarme, y salgo a la calle dispuesto a aprovechar los 1440 minutos que me ofrece un nuevo dia (como veis la publicidad también hace mella en mí).

Enciendo mi mp3 para hacer más ameno el trayecto con buena música, y es entonces, cuando mi mano aprieta el botón de play, cuando comienza la magia. Las primeras notas musicales comienzan a fluir desde el aparato hasta mi oido, primero, y más tarde a mi cerebro, expandiéndose en último lugar hasta el rincón más recóndito de mi cuerpo, y siento que se comunican conmigo de una manera cósmica, trascendental.

Sin saberlo y sin poderlo explicar, vienen a mi mente una sinfín de recuerdos, de personas y de momentos, que van alternándose con cada nota, e incluso con cada silencio. Puedo distinguir cada parte de la canción muy fácilmente, veo al autor en su casa escribiéndola, y sintiendo cosas muy parecidas a las que acuden a mí ahora. Pienso, excitado, qué recuerdos le hicieron escribirla, en qué personas estaba pensando, o qué sueños tenía, ¿serían los mismos que los míos?

Cruzo el semáforo, y se van proyectando, como en una película, imágenes de antaño, momentos agradables que siguen pasando cada día, precisamente porque yo los recuerdo. Me veo en una biblioteca, escoltado por dos buenos amigos, por dos compañeros de viaje, luchando hombro con hombro frente a un tomo de cualquier asignatura, enfrentándonos sin complejos en la lucha por superarnos, pero a la vez compartiendo una parte de nosotros mismos.

Es sorprendente ver que una canción te pueda acercar tanto a una persona, sin que ni siquiera ella lo sepa, es la magia de la música.

He llegado ya a mi destino, y no son mis dos buenos compañeros quienes me aguardan, aunque hoy he estado a su lado, he hablado con ellos, y hemos compartido un momento más.
Gracias

viernes, 16 de febrero de 2007

UN CAMINO INELUDIBLE

Siempre he dado muchas vueltas en torno a qué es lo que nos diferencia a unas personas de otras, y siempre he llegado a la misma conclusión: la formación que cada uno tenga. Sé que ir en contra de la ciencia es aventurarse en una empresa harto complicada, casi de bellacos, pero, por muy extraño y absurdo que pueda parecer, yo no creo que sea la carga genética de cada uno, que es única para cada individuo, y que tan sólo explica una diferencia física.

Seré un tanto osado, pero pienso que cualquier conducta no patológica puede ser modificada o moldeada mediante la formación que recibe una persona, por lo que realmente es éste el elemento o factor explicativo de nuestra desigualdad, la más importante, la que radica dentro de cada persona, y entendiéndola como modo de comportarse, aspiraciones, motivaciones, forma de actuar ante situaciones que la vida presenta, en definitiva.

Esta formación se compone de dos tipos, interrelacionados entre sí, pero susceptibles de división al objeto de su análisis: la formación entendida como educación (normas sustanciales de convivencia más compendio de información que el día de mañana usaremos en nuestra labor profesional), y formación humana, entendiendo por tal la experiencia que te da la vida en aquellos asuntos que no están escritos y que ni siquiera pueden serlo.

Podemos ampliar la primera muy fácilmente (leyendo, pensando, imaginando, preguntando...) aunque jamás lleguemos a su fin, siempre que no nos ocurra como al chico de la imagen. Pero la humana, amigo mio, jamás. Tenemos que sufrir INDIVIDUALMENTE las vicisitudes que se nos planteen en la vida, y aprender de ellas, pues no hay otro modo de aprender, y no hay duda de que aprenderemos más de los momentos malos que de los buenos.

Ojalá cada día sea más diferente

miércoles, 7 de febrero de 2007

PALABRAS...


Ya estoy aqui de nuevo, despues de mis merecidas vacaciones por el califato de Córdoba, con la satisfación de haber bebido otra vez de sus calles, haberme cobijado en sus rincones, y haber paseado por su historia. La única pega ha sido la inclemencia del tiempo.


Resulta que el día de mi regreso, a las 8 de la mañana y con un frío que congelaba hasta al ánima, cogí un 20minutos que me ofrecieron por la calle, y vi una referencia a mi querida ciudad. Era una noticia que, no voy a mentir, me causó cierta sorpresa, y me pareció hasta algo divertida. Se trataba de una asociación de mujeres que defendían el uso no machista del lenguaje, subvencionada por el Ayuntamiento de Córdoba (con 1000 Euros, eso sí). Pues bien, puse en marcha las neuronas (a esa hora es un trabajo harto difícil), y pasé por varias etapas en mi razonamiento, antes de construir una idea definitiva.


Creo que todo el mundo tiene derecho a reivindicar algo, por absurdo, inoportuno o antisocial que pueda parecer, y con esto no quiero decir que esta iniciativa me lo parezca (muy al contrario leí con detenimiento y expectación el artículo), pero mucho más importante que utilizar palabras tales como "lideresa", "miembra" o "marida", es que realmente consigamos la igualdad efectiva, y no sólo la de la palabra; la material además de la formal.


Es cierto que nuestra lengua se construyó sobre la base y en un contexto de una sociedad muy machista, si bien hay que tener en cuenta que la mayoría de personas no transmiten ni quieren transmitir esa carga sexista por el hecho de decir "esposa", o por utilizar neutros tales como "líder" o "médico".


A estas mujeres les digo que están en su derecho de reivindicar todo cambio que les vaya a hacer sentirse mejor, pero tenga claro que lo más importante está por hacer: tenemos la palabra "directiva", y sólo lo son un 15% frente a los hombres, tenemos la palabra "Presidenta", y en ninguna legislatura ha gobernado una mujer, y así podríamos continuar largo rato.


Resumiendo: invirtamos esos 1000 Euros en tener una líder, no en que en el diccionario de la RAE aparezca la palabra "lídera".

viernes, 2 de febrero de 2007

EL TREN DE LA VIDA


"La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes". John Lennon (1940-1980) Cantante y compositor británico.
Hoy he viajado en tren de Madrid a mi querida Córdoba. He madrugado mucho, y he estado aguardando la salida en mi asiento un buen rato, mientras subía al tren el resto del pasaje, y no he podido dejar de pensar en un correo que recibí hace algún tiempo ya, y que en un primer momento consideré una pastelada como otra cualquiera. Sin embargo, hoy no podía dejar de pensar en lo extremadamente similar que es la vida, considerada como un viaje extremo, al trayecto de un tren, pero un tren cercano, personal, cálido, acogedor, aunque otras veces frío, traicionero y vengativo. He mirado a los compañeros de viaje que tenía a mi alrededor imaginandome sus vidas como un tren con un trayecto aún más largo que el de hoy, vidas de las que yo he formado parte, aunque sólo haya sido por 400 Kilometros.
Después de mucho buscar por Internet he encontrado el olvidado correo, y, aunque no sea gran cosa, puede que a alguien le haga pensar alguna vez cuando suba a un tren.
Quiero homenajear desde aqui a todos los que me acompañan en mi viaje, sentados en el mismo vagón que yo. GRACIAS

miércoles, 31 de enero de 2007

QUE TRATA DE ANDALUCÍA (I)

Como sugiere el tema de Los Aslandticos que he pedido prestado, hoy quiero hablar de Andalucía, pero de la Andalucía desconocida, y, a ser posible, me gustaría romper todos los moldes que pueda haber en referencia a esta maravillosa tierra, porque ya estoy cansado.

Estoy cansado de que, por el analfabetismo de unos cuantos, se pueda moldear un concepto tan amplio como es el de 8 millones de personas, repartidas en 8 provincias muy diferentes entre sí, y que ocupa el 18% de superficie del país.
Hace unos diez días iba a realizar un examen de econometría y tuve que oir unas palabras que hirieron mi orgullo como si, literalmente, me dieran una patada en mis partes nobles, aumentado dicho dolor en la certeza de que ese pensamiento es secundado por una gran masa de necios dispuestos a dejarse llevar por los típicos tópicos, ya que su cerebro está más seco que una piedra.

El caso es que este individuo viene y me dice:
-"¿Que tal David?¿Cómo llevas el examen?supongo que mal, porque esta asignatura es de mucho trabajar, y siendo andaluz..."
Y no queda ahí la cosa, el año pasado tuve que escuchar de boca de todo un profesor de la Complutense la palabra "provincianos", dícese de la gente de provincias (Madrid no lo es?), amén de un sin fín de ataques a nuestra tierra, a nuestra gente y a nuestra cultura que tenemos que soportar día a día. Pongo de ejemplo lo que recoge la guía de viajes Lonely Planet:

"Debido a sus raíces islámicas y a una historia marcada por una pobreza tenaz, Andalucía puede considerarse una de las regiones menos europeas de Europa Occidental
Constituye la cuna del flamenco, la fiesta y las sangrientas corridas de toros. En estas tierras resulta factible disfrutar de fiestas, ir de excursión, tomar el sol o contemplar los paisajes.
Andalucía está recortada en forma de una salchicha horizontal al pie de la Península. La relativa ausencia de industrias y un sistema agrícola arcaico han liberado relativamente de contaminación a la comunidad.
La cocina andaluza, rústica y sencilla… La típicas tapas andaluzas se componen de menudos como sesos, callos, riñones y criadillas


Somos muchos los que con esfuerzo titánico pretendemos destruir tanto estereotipo marcado por la necedad de unos cuantos, y somos aún más los que defendemos una manera de vivir disfrutando de lo que te rodea, una forma de ser alegre y cálida, una tierra llena de maravillas desde despeñaperros hacia abajo, y que no puede resumirse en estas líneas de la guía de turno.

No voy a negar aquí que hay demasiadas cosas que deberían cambiar, y lo denunciare cuantas veces sean necesarias, pero aborrezco el insulto gratuíto; fuera la charlatanería hiriente y sea bienvenida la crítica constructiva.
Os dejo el link de una página de denuncia a Lonely Plantet, y, para que no se diga, un artículo que recoge el diario 20minutos sobre la analfabetización en la provincia de Córdoba, y que no podéis dejar de leer.

http://www.deugarte.com/andaluces-levantaos

http://www.20minutos.es/noticia/121918/0/Casi/andaluces/carecen/

martes, 30 de enero de 2007

De peyas va el asunto

Resulta que hoy no he ido a clase. Ha sonado el despertador, y, como siempre, lo he apagado, me he incorporado, y he ido al cuarto de baño a echar la correspondiente meada, cuando algo ha iluminado de repente mi cabeza, como si alguna conexión interneuronal hubiera funcionado hoy mejor de lo normal.

"Hoy no voy a clase", y he tirado de la cisterna para volver a meterme en la cama, pese a que ya no he podido seguir durmiendo porque no podía dejar de darle vueltas a un asunto. Resulta que he perdido la motivación por la carrera, y cuando digo carrera no me refiero a seguir formándome, o seguir infiltrándome por los entresijos del Derecho. No, más bien he perdido la confianza en la Universidad.

En efecto, estoy cansado de ver como mentes brillantes desperdician su ingenio por culpa de este sistema, que sólo premia al que es capaz de estar sentado en una silla hasta que se atrofien sus músculos, o al "amigo/a de". ¿Qué ocurre con la imaginación? pues que es desprestigiada, vapuleada, humillada e insultada hasta límites que jamás hubiera sospechado.

Hoy me he negado a ser uno más de ese "hombre masa" que dijera nuestro ilustrísimo Ortega, he rechazado levantarme sin saber si quiera donde iba, a calentar una silla durante horas, a intentar ser mejor y más eficiente que el de al lado, y, en definitiva, volver a casa siendo menos hombre y más robot. Os animo a todos a que os reveleis, para que no convirtamos este mundo en una fábrica de robots.

Yo, por lo pronto, me he sentado a leer un libro. Haced lo mismo

lunes, 29 de enero de 2007

Bienvenido

Bueno, me he animado a adquirir mi propio espacio en la red, un rincón donde la libertad de expresión tenga horizontes infinitos, y donde la palabra "barrera" sea una mera conexión de palabras, sin significado alguno.

Creo que, como todo el que da un paso adelante y fabrica este discurrir de pensamientos y fluir de ideas que es un blog, lo hace por la necesidad imperiosa, casi fisiológica, de escribir, de mostrar algo, de profundizar en uno mismo, de excavar en lo más profundo de nosotros para sacar a la luz cosas que deben ser sacadas, y que las más de las veces quedan soterradas para siempre por la vergüenza de contarlas a alguien cara a cara, o simplemente por falta de tiempo, inexorable excusa de necios.

Esto es parte de lo que nos ha inculcado esta maldita sociedad, contra la que intentaré atentar siempre que tenga ocasión en un vano pero denostado esfuerzo por intentar cambiar algo, pero esta misma sociedad ha inventado esta magnifica herramienta que es Internet, puerta y válvula de escape de almas inquietas, y yo, al igual que muchos, voy a hacer uso de ella.

Como podéis ver, el título es "bienvenido", porque con este cuaderno de bitácora no pretendo enseñar, ni remover conciencias, tan sólo expresarme como creo que no te permite este mundo y su maldito ritmo. No obstante, si puedo compartir con el lector ocasional una mínima parte de lo que escriba me sentiré muy honrado.

"Bienvenido y Bienvenidos"