viernes, 2 de marzo de 2007

DESPUÉS DE TANTO TIEMPO...




Otra vez el maldito despetador, 06:45, y la manada de grillos a que se asemeja su sonido me avisa de que tengo que despedirme del agradable sueño en el que me batía, espada en mano, con un perseguidor que al final resultó ser un viejo amigo, y acabábamos sentados uno frente al otro tomando un whisky doble con hielo. Yo soy un tipo duro.

La misma canción de siempre: me visto mientras el café se termina de hacer, termino de acicalarme, y salgo a la calle dispuesto a aprovechar los 1440 minutos que me ofrece un nuevo dia (como veis la publicidad también hace mella en mí).

Enciendo mi mp3 para hacer más ameno el trayecto con buena música, y es entonces, cuando mi mano aprieta el botón de play, cuando comienza la magia. Las primeras notas musicales comienzan a fluir desde el aparato hasta mi oido, primero, y más tarde a mi cerebro, expandiéndose en último lugar hasta el rincón más recóndito de mi cuerpo, y siento que se comunican conmigo de una manera cósmica, trascendental.

Sin saberlo y sin poderlo explicar, vienen a mi mente una sinfín de recuerdos, de personas y de momentos, que van alternándose con cada nota, e incluso con cada silencio. Puedo distinguir cada parte de la canción muy fácilmente, veo al autor en su casa escribiéndola, y sintiendo cosas muy parecidas a las que acuden a mí ahora. Pienso, excitado, qué recuerdos le hicieron escribirla, en qué personas estaba pensando, o qué sueños tenía, ¿serían los mismos que los míos?

Cruzo el semáforo, y se van proyectando, como en una película, imágenes de antaño, momentos agradables que siguen pasando cada día, precisamente porque yo los recuerdo. Me veo en una biblioteca, escoltado por dos buenos amigos, por dos compañeros de viaje, luchando hombro con hombro frente a un tomo de cualquier asignatura, enfrentándonos sin complejos en la lucha por superarnos, pero a la vez compartiendo una parte de nosotros mismos.

Es sorprendente ver que una canción te pueda acercar tanto a una persona, sin que ni siquiera ella lo sepa, es la magia de la música.

He llegado ya a mi destino, y no son mis dos buenos compañeros quienes me aguardan, aunque hoy he estado a su lado, he hablado con ellos, y hemos compartido un momento más.
Gracias

3 comentarios:

Anónimo dijo...

HNO, ESO QUE TAN BIEN HAS ESCRITO Y DESCRITO, SE LLAMA EVOCACION Y ES LA MAS GRANDE QUE PUEDE HACER LA MÁS NOBLE DE LAS ARTES:LA MÚSICA.

POR ESO QUIEN ESTO ESCRIBE, LE PROFESA UN AMOR RELIGIOSO. PODRIA CONTARTE Y NO PARARÍA TE CONTARE Y LO VERAS DAVID.ME TOMO Y VINO A TU SALUD. TE DEJO ABRAZOS ADOLFO

Anónimo dijo...

HNO, ESO QUE TAN BIEN HAS ESCRITO Y DESCRITO, SE LLAMA EVOCACION Y ES LA MAS GRANDE QUE PUEDE HACER LA MÁS NOBLE DE LAS ARTES:LA MÚSICA.

POR ESO QUIEN ESTO ESCRIBE, LE PROFESA UN AMOR RELIGIOSO. PODRIA CONTARTE Y NO PARARÍA TE CONTARE Y LO VERAS DAVID.ME TOMO Y VINO A TU SALUD. TE DEJO ABRAZOS ADOLFO

Ajmontoro dijo...

No te preocupes, seguimos caminando juntos. Te escribo desde la soledad de una biblioteca, llena de hombres y mujeres, pero en soledad por la falta de mis dos grandes amigos.

Un abrazo, te veo pronto.