martes, 30 de enero de 2007

De peyas va el asunto

Resulta que hoy no he ido a clase. Ha sonado el despertador, y, como siempre, lo he apagado, me he incorporado, y he ido al cuarto de baño a echar la correspondiente meada, cuando algo ha iluminado de repente mi cabeza, como si alguna conexión interneuronal hubiera funcionado hoy mejor de lo normal.

"Hoy no voy a clase", y he tirado de la cisterna para volver a meterme en la cama, pese a que ya no he podido seguir durmiendo porque no podía dejar de darle vueltas a un asunto. Resulta que he perdido la motivación por la carrera, y cuando digo carrera no me refiero a seguir formándome, o seguir infiltrándome por los entresijos del Derecho. No, más bien he perdido la confianza en la Universidad.

En efecto, estoy cansado de ver como mentes brillantes desperdician su ingenio por culpa de este sistema, que sólo premia al que es capaz de estar sentado en una silla hasta que se atrofien sus músculos, o al "amigo/a de". ¿Qué ocurre con la imaginación? pues que es desprestigiada, vapuleada, humillada e insultada hasta límites que jamás hubiera sospechado.

Hoy me he negado a ser uno más de ese "hombre masa" que dijera nuestro ilustrísimo Ortega, he rechazado levantarme sin saber si quiera donde iba, a calentar una silla durante horas, a intentar ser mejor y más eficiente que el de al lado, y, en definitiva, volver a casa siendo menos hombre y más robot. Os animo a todos a que os reveleis, para que no convirtamos este mundo en una fábrica de robots.

Yo, por lo pronto, me he sentado a leer un libro. Haced lo mismo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido amigo David, le escribo ante la imposibilidad de mantenerse callado ante tales verdades expuestas en este espacio virtual.

Comparto ambas ideas expuestas en tus dos escritos sobre la falta de conocimiento real por cierto sector de la sociedad de lo q es, ser andaluz, y sobre la borregismo creado por es sistema de enseñanza actual.

Sobre el primer tema creo q actualmente esta cada vez más superado, el andaluz es considerado como una persona abierta, q se preocupa por superarse y q por supuesto intenta huir de tipiquísimo creado por la falta de posibilidades en un pasado, dado el sistema basado en la agricultura q mantuvo a tantas familias y q gracias a su duro esfuerzo podemos nosotros disfrutar de esta nueva posición y defender con orgullo nuestros orígenes.
Y es q gracias a ese hortelano que esta visto por el señorito como el inculto y poco trabajador son nuestros abuelos, nuestras raíces y gracias a cuyo sudor y esfuerzo lograron mantener a sus familias, para q pudieran ir a estudiar sus hijos y para q ahora, podamos defender su esfuerzo desde una posición privilegiada , con una cultura y saber estar por la q tanto lucharon ellos.

Mantengo q ese tipiquísimo hacia el andaluz del q tu compañero de clase hace gala, no se basa sino en la envidia q se tiene hacia una tierra q ha sabido superarse a si misma, a sabido luchar para lograr una posición q tiene en la España actual y q posee una gente inigualable.

Con respecto al segundo tema, el sistema académico español es tan poco práctico, aburrido, poco motivador y a fin de cuentas tan poco rentable que merece un cambio de pies a cabeza. No sin más los q comenzamos esta carrera ardemos en deseos de finalizar, no por otra cosa si no por la falta de motivación y la rutina.

Un estudiante, una persona no se puede valorar por el numero de horas q echa ante un libro, se lo memoriza, lo vomita en el examen en forma de respuesta y luego olvida lo aprendido.

Menos mal q hemos tenido la oportunidad de poder hacer este año en el extranjero o cambiar de facultad para despejarnos y seguir con fuerzas renovadas, todo ello gracias y relacionado con el tema anterior al esfuerzo de nuestras generaciones anteriores de padres, abuelos andaluces q un DIA soñaron con nuestras posibilidades presentes y q gracias a ellos hoy gozamos.

Siguiendo tu ejemplo amigo David, le levanto, meo, bebo agua y vuelvo a la cama en vez de ir a clase.

U.B, David dijo...

Y yo te felicito lolo, porque es de nosotros, los estudiantes, de donde debe partir la voz de cambio, porque conocemos mejor que nadie la universidad, porque, de hecho, nosotros somos la universidad.
Ojala un dia muchos como nosotros nos levantemos, meemos, y suenen acompasadas miles de cisternas que reclamen un cambio, no ya para nosotros, si no para generaciones futuras, y para alimentar lo que la universidad fue un dia, raíces que han sido cortadas y quemadas en la hoguera de la eficiencia, la competitividad, y unos cuantos valores que deberían ser borrados de nuestras cabezas.
Hoy debemos mear todos, y volver a la cama.