martes, 22 de julio de 2008

The return of the "papanatas"

Después de casi un año de abandono, regreso a limpiar las telarañas de esta bitácora perdida, náufraga en un maremagnum de tantos y tantos blogs, y el peso incalculable de una duda me invade, ¿sobre qué escribir? Han pasado tantas y tantas cosas en un año, que es muy complicado decidir, no obstante, jamás me perdonaría no hacer referencia a un hecho muy triste acaecido el 21 de octubre de 2007: falleció Juan Antonio Cebrián, compañero de tantas y tantas veces en que el alma y la consciencia se aferran con inusitada firmeza a la noche, en que la soledad y el insomnio caminan de la mano, como dijeran aquellos versos dedicados al programa.


No voy a decir lo que hizo, lo que consiguió, ni lo que supuso para tanta y tanta gente, para eso ya hay miles de entradas en google, baste decir que abrazó noches de tristeza y soledad cuando no había nadie más, y recomiendo fervientemente a aquel que pueda que descargue los programas que circulan por la red, faena que facilitaré con los siguientes links:

www.rosavientospodcast.com
www.pasajeshistoria.blogspot.com


Dicho esto, quiero resaltar la sensación de ingravidez que siente el recién licenciado: puesto que algunos ya lo hemos conseguido: satisfacción y reconocimiento al trabajo y el esfuerzo continuo, pero paralizado y ahogado ante un tsunami de dudas que, hoy te arrastran, pero mañana pueden arrojarte en un súbito naufragio hacia quién sabe dónde. Toda la vida hemos sido dirigidos por la mano visible de nuestros núcleos sociales, hasta que llega el principio del fin al terminar la universidad, donde te ves abocado (hablo de los que no han sido agraciados con la virtud de la vocación) a decidir entre varias opciones, que, en el mejor de los casos, te dan exactamente lo mismo. Justo en el mismo momento en que visualizas en el tablón de notas que lo que hay al lado de tu nombre es un aprobado, te das cuenta de que ya no es posible diferir por más tiempo la decisión (camino A, B o C), y que ha llegado el momento de hacer acopio de todo el arrojo disponible, y tomar riesgos acordes con lo que se espera de uno (la Universidad nos ha hecho hombres!?), y para lo que no cuentas con ninguna ayuda.

En mi caso la decisión es aún más difícil, pues va ligada a ciertos problemas de diversa índole, el más importante el de tener que pensar con más de los 40 grados de calor que hace en el califato, y algunos otros que afectan principalmente al tubérculo motor del aparato circulatorio. ¿Como acabará tan pedregosa empresa?ni idea...

1 comentario:

Anónimo dijo...

DAVID,COÑO SOY ADOLFO, PODIAS A VISAR ESCRIBE ESCRIBE QUE TAL VA TODO? BESOS